Andando el camino con una paleta de colores en la mano...

miércoles, 20 de agosto de 2008

Eclipses, meditaciones, flores y campamento

Este fin de semana fuimos a acampar a un lugar que está muy cerca de Albuquerque (45 min.) y eso es lo increíble e impresionante, que está tan cerca y todo es tan diferente, es una zona boscosa, húmeda, con varios tipos de coníferas y flores, muchas flores.
Los girasoles sobresalían y llenaban de amarillo el paisaje.
¡Floreaban el paisaje!
Además de todo el sábado que teníamos luna llena y con eclipse llovió torrencialmente y se refrescó el clima, pero no pudimos ver la luna. Pero si tuvimos un fuego que nos calentó el cuerpo y el alma.
Toda la noche llovió y algunos animales estaban por ahí, algunos escucharon el canto de un buho, otros escucharon coyotes, y lo único que yo escuché fue el rebuzno de un burro durante la madrugada.
Fue muy agradable el campamento porque llegaron varias familias con niños amigos de Emiliano y todos lo pasaron muy divertido, mojándose, saltando en el lodo, etc.
En la noche tuvimos malvaviscos asados en el fuego.
El día y noche siguiente ya no llovió y tuvimos una caminata en un sendero dentro de las montañas con todos los pequeños, cuyas edades iban desde los 9 meses hasta los 8 años.
El domingo si tuvimos una luna llena que nos acompañó y alumbró durante toda la noche.
Yo había pensado tener una ceremonia de luna llena el sábado pero con toda la lluvia fue francamente difícil, pero el domingo en la tarde me dí el tiempo de ir a hacer una meditación en un lindo paraje que encontré en el bosque. Fue muy linda y refrescante para mí, me llenó de confianza, confianza en que los seres humanos somos apoyados y sustentados por la Madre Tierra, quien siempre da en abundancia. Confianza en que los seres de los otros reinos desean vivir en paz con nosotros.
Ha sido el primer campamento que realemente he disfrutado (contando que sólo he acampado 4 veces en mi vida y todas durante los últimos 3 años) ya que como mujer totalmente urbana que ha vivido casi toda su vida en la ciudad de México, de pronto si me daba miedo estar en espacios abiertos y sabiendo que se trata de territorios habitados por osos y por pumas que a veces visitan los campamentos buscando comida.
Pero ahora he liberado este miedo, estoy conectándome de una manera más vívida y profunda con la tierra, con el espacio y la naturaleza que me rodea, aprendiendo a vivir en paz y armonía con los otros reinos.
Y me siento plena y feliz porque ahora tengo la certeza de que no hay nada que temer, sino al contrario, los animales, los elementales y los seres celestiales nos estamos apoyando, trabajando todos juntos para elevar la frecuencia de nuestro lindo planeta azul.
Nuestra querida Tierra.
Comparto con ustedes algunas fotos del ramo de flores que formé en las montañas.



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