Andando el camino con una paleta de colores en la mano...

lunes, 3 de marzo de 2008

Nuestros volcanes, nuestros guardianes

Cuando regresaba de Cancún, el avión pasó muy cerca del Popocatépetl y de la Iztacíhuatl, nombres en náhuatl que significan "Montaña o Cerro que humea" y "Mujer blanca", respectivamente. Estos dos grandes volcanes que desde miles de años forman parte del paisaje del valle de México y que han cuidado a sus habitantes, como enormes guardianes.

La leyenda habla de dos seres que se amaban y por diversas circunstancias ella muere y él se aleja cargando el cuerpo de su amada y promete estar siempre junto a ella velando su sueño eterno.

Nuestros querido volcanes forman parte de nuestra vida, de nuestra historia, estuvieron presentes cuando los primeros pobladores del valle llegaron a asentarse en este lugar. Ellos han acompañado a todas las generaciones de seres vivos del altiplano mexicano. Como representantes de la energía femenina y la energía masculina han formado parte de la cosmovisión antigua y aun de la moderna. El activo, ella recostada, ambos observando, presentes, poderosos...

Cuando el avión los sobrevolaba, no dejé de admirarme de su grandeza y belleza, la vista fue espectacular. Realmente embelesada busqué mi cámara para tratar de retener las imágenes de lo que estaba viendo, esta es una foto de la pareja eterna.
Pero además al contemplar al Popocatépetl me vino de imagen de un enorme sahumerio que sin cesar mediante el fuego y el humo sagrado limpia permanentemente todo el espacio alrededor.
Esto es, sin duda, lo que este poderoso guardián está haciendo todo el tiempo, así que no me extrañaría para nada que sus momentos de mayor actividad coincidieran con situaciones difíciles en nuestro país. Basta recordar que cuando salió de su letargo en diciembre 1993, poco antes de la revuelta zapatista en enero de 1994.
Este darme cuenta de su poder y su función de limpieza no hace más que profundizar el respeto que le tengo y la confianza que me inspira.
Recuerdo que desde mi infancia cada día podía ver estos dos volcanes al amanecer desde la casa de mis padres en el sur de la ciudad de México, sólo cuando la contaminación fue tan grande por varios años los perdí de vista, pero siempre los sentía ahí, de alguna manera cercanos, presentes y atentos a todo, pendientes de sus pequeños y traviesos hijos.
Para ver cada día a nuestro volcán guardían:
http://www.cenapred.unam.mx/es/Instrumentacion/InstVolcanica/MVolcan/
Un abrazo

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